La cocina es una de las estancias más importantes de la casa. El órden, la comodidad a la hora de utilizarla, la higiene y el buen aprovechamiento del espacio de que se dispone son esenciales a la hora de diseñar una cocina para que se convierta en la cocina de nuestros sueños.
Antes de iniciar el proceso de diseño de una cocina es muy importante pensar en dos conceptos básicos que a veces no se tienen en cuenta, pero que constituyen la base del diseño, el fundamento sobre el que reposará toda la construcción y la posterior selección de materiales y acabados.
1. ¿Qué uso vamos a darle a la cocina?
Lo primero que el cliente debe plantearse es si su cocina se va a usar mucho o poco. No es lo mismo pensar una cocina para una familia que la va a usar a diario que para una sola persona que cocine poco. Hay que ser muy realistas y conscientes del uso que le vamos a dar, pues de ello dependerá la distribución de los elementos. A más uso de la cocina más utensilios suelen acumularse, y de ello dependerá, por ejemplo, la distribución y amplitud de las zonas de almacenaje.
2. ¿Qué distribución queremos?
Respecto a la distribución de elementos hay que tener en cuenta las tres piezas clave de una cocina: electrodomésticos, zonas de almacenaje y zonas de trabajo. Algunos elementos y electrodomésticos tendrán que disponerse en una determinada zona; por ejemplo la propia cocina, si es de gas, el fregadero y el lavavajillas deberán situarse en zonas cercanas a las tuberías de abastecimiento y de desagüe. A partir de la situación de estos elementos se pensará en la mejor distribución posible del resto de electrodomésticos y muebles para que su uso cotidiano sea cómodo, racional y adaptado a las costumbres del usuario.
Una vez tenemos clara la distribución de los elementos que compondrán nuestra cocina el último punto es el plantearse qué diseño queremos que tenga. Cualquier opción, si está bien hecha, es correcta, pero presentará siempre ventajas e inconvenientes inherentes a sus características, y debemos elegir en base, sobretodo, a la coherencia.
Por ello tenemos que pensar qué tipo de cocina queremos; ¿queremos que sea una cocina moderna, económica, rústica, sencilla, elegante o clásica? ¿O una combinación de varios estilos? Para ayudarnos a decidir lo básico es que la cocina vaya en consonancia con el estilo general de nuestra vivienda. Si estamos construyendo un apartamento moderno es absurdo que pensemos en diseñarle una cocina rústica, con paredes de ladrillo a obra vista y muebles de madera maciza, por poner un ejemplo.
En próximos posts entraremos más a fondo en la definición de estilos para nuestra nueva cocina, veremos qué muebles y materiales van con cada estilo, y analizaremos sus pros y sus contras.